Según el más reciente estudio regional de WeWork y Page Group, en América Latina las personas priorizan entornos que integren comodidad, funcionalidad y experiencias significativas, capaces de equilibrar el trabajo presencial con la flexibilidad que ofrecen los modelos híbridos.
El retorno gradual a la oficina ha dejado claro que la presencialidad por sí sola no basta para motivar a los equipos. Los trabajadores valoran el contacto cara a cara y las reuniones presenciales, pero esperan que sus lugares de trabajo combinen lo mejor del mundo remoto y el presencial. “El espacio de trabajo ideal hoy es aquel que entiende que la experiencia del colaborador va más allá de un escritorio. Las empresas que inviertan en entornos flexibles, cómodos y humanos estarán mejor posicionadas para motivar y retener a su talento”, afirmó Nicolás Sánchez, Head of Sales para Perú y Colombia de WeWork.
Esta evolución ha impulsado un cambio en la concepción del diseño de oficinas, que ahora se centra en la calidad de la experiencia laboral más que en la cantidad de espacio disponible. Las empresas están incorporando áreas abiertas para fomentar la colaboración, zonas silenciosas para tareas que requieren alta concentración, espacios verdes que promuevan el bienestar y salas de descanso que permitan a los equipos recargar energía durante la jornada. La tendencia hacia modelos de trabajo flexible también está ganando fuerza, ofreciendo entornos que se adaptan a distintas actividades y necesidades.
El confort laboral se ha convertido en un elemento clave en la propuesta de valor para los colaboradores. La ergonomía del mobiliario, la iluminación adecuada, la ventilación, la calidad del aire y la reducción del ruido son factores que impactan directamente en la productividad y el bienestar. Esta visión está respaldada por normativas en Colombia, como la Ley 1562 de 2012 y el Decreto 1227 de 2022, que refuerzan la importancia de garantizar condiciones seguras y saludables, incluso para quienes trabajan de forma remota o en esquemas híbridos.
El estudio señala que la adaptación de los espacios debe ir más allá del aspecto estético. Invertir en entornos que respondan a las expectativas de una fuerza laboral diversa requiere incluir desde salas de reuniones aisladas para tratar temas confidenciales, hasta áreas de esparcimiento que fomenten la creatividad y el trabajo en equipo. La flexibilidad en el uso de las instalaciones también es clave: mantener modelos híbridos que permitan elegir el lugar y la forma de trabajar según la actividad del día se ha vuelto un estándar esperado por el talento.
Más que una tendencia, el rediseño de los espacios de trabajo se ha convertido en una estrategia competitiva. Aquellas empresas que logren ofrecer entornos versátiles, equipados para múltiples dinámicas y centrados en el bienestar de las personas, no solo incrementarán la satisfacción y la productividad, sino que también reforzarán la conexión entre los equipos y la organización.

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